miércoles, 17 de junio de 2009

el pragmatismo indiferente

No creo ser la única persona a la que le corre un frío por la espalda cuando siente un ser feo cerca, pero sí creo que soy de las pocas personas que temen a las expresiones pragmáticas. Siento como si se tratara de gente que está dispuesta a todo para llevar a cabo lo que quiere, aunque sé que no es tan así pero lo que siento es tan mío que solo puedo contarlo.

Para muchos es conocido que tuve un pasado dedicado a las “ciencias sociales”, pongo entre comillas ya que su carácter científico sigue en entredicho, sin embargo la vida es como es y no debo ocultar lo que alguna vez en la vida hice, las Ciencias Políticas eran lo mío y por lo tanto me atrajeron la Economía, algo de Sociología con unas pizcas en el aderezo de la Antropología Social, muy mal llamada por estos medios solo como Antropología, en fin, el pasado es el pasado y ahí se queda de vez en cuando hasta que decide salir del closet momentáneamente.

He sido un ser radical desde niño, aunque con los años me he transformado en un ermitaño algo más tolerante, sin embargo, no se me ha quitado ese impulso a defender hasta los dientes lo que pienso y mucho más cuando veo cosas evidentes que el resto se niega a ver, es así y a mucha gente le consta que el contenido de este blog generalmente versa sobre ese tipo de cosas.

En fin, últimamente ha sido así, aunque ya mismo vuelvo a lo mío que es la teoría del arte y la filosofía.

Ayer pude leer, sin sorprenderme, que el presidente de Venezuela a arremetido contra los sindicatos del sector público, léase básicamente PDVSA y, ha decidido sabiamente que se creen instituciones sindicales sindicales adscritas al “Partido Socialista Unido de Venezuela”, o sea su partido, cuyo lema versa así: “Partido Socialista Unido de Venezuela, partido del pueblo venezolano, de la Revolución Bolivariana y del Comandante Chávez”, eso, sobre todo del comandante. No me ha sorprendido porque ya me lo esperaba, diría más bien que había demorado alguito, en su modelo corporativista al que ha dado por llamar socialista y revolucionario, no podía, no debía dejar que los sindicatos sean independientes, debía ponerlos a actuar de la mano de su partido.

Así lo hizo el Duce, que también se autodefinía como socialista, el hombre del bigotito gracioso, y el héroe del comandante Chávez, el general Juan Domingo Perón.

Corporativismo sí, y sabemos muy bien lo que eso significa.

Sin embargo, me sorprende sí que analistas políticos, condiscípulos míos, no puedan ver lo que se cocina frente a sus ojos, muchos de ellos están convencidos que esto sí es revolución y que el socialismo del siglo XXI no se lo puede tipificar ya que está en construcción, o sea que se construyen puentes sin planos ni cálculos estructurales.

Ya sabemos muy bien lo que ocurre con los puentes hechos de esa forma.

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