La obra -una colección de tazas de café medio llenas, ceniceros con colillas de cigarrillo, botellas de cerveza vacías, una paleta embadurnada con pintura, un caballete, una escalera de mano, pinceles, envoltorios de caramelos y páginas de periódico esparcidas por el suelo- era la pieza central de una exposición de arte de edición limitada que la Eyestorm Gallery mostró a un grupo de VIPs en el curso de una fiesta de preinauguración...
El señor Hirst, de treinta cinco años, el miembro más famoso de una generación de artistas conceptuales conocida como los Jóvenes Artistas Británicos, la había montado y firmado personalmente, y Heidi Reitmaier, jefa de proyectos especiales de la galería, estimó su valor de venta en "seis cifras" o cientos de miles de dólares. "Es un Damien Hirst original", explicó.
[...] El encargado de la limpieza, Emanuel Asare, de cincuenta y cuatro años, declaró a The Evening Standard: "En cuanto vi aquel desastre, resoplé. A mí, arte no me pareció mucho. Así que lo metí todo en bolsas de basura y lo tiré".
[...] Lejos de sentirse disgustado por la confusión, el señor Hirst juzgó la noticia "histéricamente divertida". La señora o señorita Reitmaier dijo [...]: "puesto que todo su arte trata de la relación entre el arte y lo cotidiano, se rió más que nadie"
Warren Hoge, "El arte imita a la vida, quizá demasiado fielmente"
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