martes, 26 de marzo de 2013

las razones para un adiós

Todo lo que empieza lleva el germen de su fin desde el mismo hecho del inicio, eso para el disgusto de muchos es dialéctica pura. Mi entrada a twitter estuvo preñada de su fin desde el inicio, un hecho lamentable de alguien que de una manera delirante me acusó de plagio. No viene al caso entrar en detalles que ahora para mí son absolutamente ridículos, sin embargo, los evoco porque considero que ahí empieza mi retirada de esta sociedad llamada twitter.

Para mí fue un espacio muy similar a un ágora, allí donde alguien se encaramaba en un banquito virtual y simplemente exponía, a quien quisiera escuchar, su pensamiento, talvez funcionó así en un inicio, eso incrementó mi motivación y fui desarrollando una postura siempre ligada a la filosofía política. Recibí ataques viscerales de los espantosos “trolles”, gente que insulta sin tener siquiera conocimiento de lo que es la filosofía política, solo basta que no se concuerde con el discurso oficial para ser insultado de la manera más procaz.

En su momento tuve que hacer la aclaración que mi elección de vida está en la minoría, que desde hace mucho tiempo atrás me reconozco como un anarquista y, como tal no puedo estar en ninguno de los bandos, que los “anarcos” somos críticos con todos los bandos que se disputan el poder, que nuestra lucha es en contra el poder mismo, no contra tal o cual bando.

Llega un momento en que comienzo a dudar mi permanencia en este lugar virtual, una vez que manifiesto mi simpatía por los jesuitas, dado que fui alumno de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y la profunda amistad que me liga a algunos miembros de la Compañía de Jesús, fue razón de mi atrevimiento, creo y sostengo que es la Orden al interior de la Iglesia Católica más interesante y progresista, fue entonces cuando me enfrasco en una discusión a propósito de reclamar por las acusaciones (sin pruebas) a uno de los miembros de la Compañía, me sorprendí porque algunos de mis contertulios eran capaces de hacerse eco de acusaciones que hasta el día de hoy no han podido ser probadas, incluso personajes con un reconocimiento público como gente de probidad ética como Leonardo Boff han salido a desmentir aquellas acusaciones. ¿Cómo es posible que la sola postura anticlerical puedan hacer que alguien se haga eco de acusaciones tan graves y sin que hubiera prueba alguna sobre aquello?. Este evento solo dejó un muy mal sabor de boca en mí.

Apenas unos días después cual “Fuenteovejuna, todos a una” se lanzó buena parte de la “comunidad tuitera” en contra de un periodista que obviamente cometió un error, pero que el mismo no revestía de la gravedad que algunos le atribuían, que una aclaración oportuna y su consabida disculpa hubieran bastado. No conozco en persona al mentado periodista, en alguna ocasión llamó para hacerme una entrevista telefónica, eso fue hace muchos años atrás.

Fue en ese momento cuando ya estaba a punto de cerrar mi cuenta de twitter, me hice una promesa que bastaría un evento más para decidir decir adiós a esta comunidad.

Sucedió que alguien muy cercano (o que yo creía cercano a mí), parapetado desde una identidad falsa creyó que sería muy bonito disparar contra alguien a quien había manifestado lealtad, que la máscara virtual sería suficiente para que yo jamás me diera cuenta, que justamente su supuesto anonimato me transformaba en el blanco perfecto, es decir, ¡qué cool ser troll de tus propios amigos!. Se olvidó de una regla fundamental, el asesino siempre vuelve a la escena del crimen y pretende aparecer como un curioso, grave error. No voy a decir quien es, no suelo patear a nadie en el suelo, ya por canales más reservados hice el reclamo oportuno.

Pues bien, dejó de ser el ágora, ahora le veo como una galería de plumajes ralos apenas, que le perdí el gusto, que carece de sentido invertir tiempo y gana en algo de lo que ya no disfruto, que igual que los divorcios sinceros debo exponer mis razones, dar un abrazo a los amigos fraternos que hice, con otros intercambiar datos y coordenadas y decir adiós.

No, no voy a volver con otra identidad, no es mi estilo, mantendré la cuenta @radiomadec solo por el gusto de compartir música con quienquiera, el servidor está programado para emitir un tuit automáticamente cuando está al aire, de esa manera podré compartir un poco mi colección con ustedes, no emitiré opinión alguna a través de esa cuenta ni la abriré, solo estará activa y su funcionamiento será automático.

Mi tiempo lo destinaré a mi trabajo, cada día demanda más porque los proyectos crecen y exigen de mi atención.

Solo me resta decir a los amigos queridos: “buen viento y buena mar”

Ha det bra

Diego Cifuentes