martes, 22 de julio de 2014

de espaldas a la fiesta

El Inti Raymi es la fiesta mayor de la sierra ecuatoriana, las celebraciones se extienden a todo lo que fue en su momento el Tahuantinsuyo, sin embargo por estas tierras equinocciales tiene su peso específico, es la fiesta mayor del mundo indígena, a pesar de ser un mismo país para los mestizos es algo desconocido.

“La fotografía no es habilidad, es concepto”, es una frase que proviene de otra, nada es completamente inédito ni original, todo se alimenta y retroalimenta de lo circundante, la fotografía no puede ni debe ser la excepción, he ahí el dilema que me acompañó en el Inti Raymi de este año.

Hasta los años 80 del siglo pasado los indígenas y sus tradiciones habían sido parte de un paisaje, de un evento más del folklore, del que decimos sentirnos orgullosos mientras esté ahí, lejos de nosotros, como una cosa que se muestra para volver a poner en el armario hasta la próxima oportunidad. Esa había sido la visión, sin embargo es la visión que pervive todavía en el Estado, es algo ahí, parte de un paisaje que hay que promocionar.

El hecho es que la fiesta es sumamente poderosa, impone su lógica de una manera determinante, y sería muy fácil caer en el mero registro del hecho social, del baile y el consumo de alcohol propio de ella, sería como verles desde fuera sin intentar entender la lógica y sobre todo todo el sentido poético que de ella se pudiera extraer.

El disfraz seguramente tuvo su origen para ridiculizar al conquistador, luego la burla se habrá trasladado al hacendado, sin embargo, hoy la necesidad de disfrazarse pervive pero ya con otros fines, pero no viene al caso hacer análisis antropológicos, son reflexiones sobre fotografía y no del hecho social mismo.

Sería pretensioso tratar de hablar por ellos, lo que desde un tiempo atrás están registrando su fiesta y sirviéndose de los espacios que la Internet ofrece para exponer al mundo su propia forma de ver y registrar sus propios hechos sociales, un experimento fabuloso hubo en el Perú en los años 80 con TAFOS (Talleres de Fotografía Social), entonces ¿cuál es mi papel en la fiesta?

El primer paso fue dar la espalda a la fiesta, entender que su propia esencia no es la que me convoca, sino lo que ella suscita, su periferia es la que permitiría adentrarme en historia que no tienen nada que ver con el hecho mismo.

Vengo diciendo desde hace rato que la fotografía es literatura, a veces creo que podrían llegar a ser argumentos cansinos, pero también asumo que es necesario aprovechar de las circunstancias para añadir elementos para el respectivo debate, afortunadamente no estamos frente a una ciencia en la que deba demostrarse o rebatir tesis alguna, es así que me lanzo la papa caliente de que la fotografía es literatura con otro tipo de soporte y ahí está para su discusión.

De lo que se trata es de extraer elementos de la realidad objetiva para transformarlos en otros muy distintos, ¿acaso eso no hace la literatura?, la fotografía lo ha venido haciendo desde su invención.

“Ah, ¡qué dramático eres tú cuando dices que la fiesta está desapareciendo!”, dijeron por ahí. ¿Por qué no habría de ser dramático un cambio que se está sintiendo?

La discusión vendría a ser si en verdad el fotógrafo es testigo o no, yo diría que depende desde qué orilla del río se mire. Soy contrario a pensar que el fotógrafo es un mero testigo del hecho social, o siquiera del hecho noticioso, el fotógrafo siempre estará poniendo su ingrediente humano, político, económico y hasta ideológico sobre tal o cual evento, lo que hace que su condición de testigo se diluya, sin embargo, al mismo tiempo es testigo de procesos históricos, porque decide estar ahí y no en otro sitio, decide fotografiar tal situación en desmedro de otra.

Creo que la masificación de la fotografía ha entregado a los pueblos las herramientas para que ellos se cuenten, se entiendan y reproduzcan su mundo desde su propia mirada, sin intermediarios, la misma masificación hace que el fotógrafo deje de ser un operador tras un instrumento y se transforme en un escritor, no necesariamente de su historia, eso dependerá de cada uno, pero sí en un creador de historias.

He dicho en varias ocasiones que la fotografía es lo que su operador (quien está detrás del instrumento) quiere que sea, sin embargo el reto es justamente ese.

Los procesos parten de la sociedad, es así que fue la gente quien ayudó a financiar esta salida de campo, sin su apoyo y creencia no hubiera sido posible hacerlo, mi agradecimiento eterno a todos y cada uno de los amigos que han apoyado este trabajo, gracias miles