Harto conocido es ya lo que ha pasado respecto al ataque perpetrado por el ejército colombiano a un campamento guerrillero FARC en territorio ecuatoriano, sin embargo sobre el tema se ha comenzado a tejer una serie de comentarios que son preocupantes.
El presidente de la Asamblea Constituyente, Alberto Acosta, dijo que había sido una agresión a la soberanía, y creo que o está exagerando o el concepto soberanía no está claro, o el concepto agresión es bastante confuso. Agresión hubiese sido si el ataque hubiese sido a un poblado civil ecuatoriano, con resultados de muerte de ciudadanos ecuatorianos, pero el objetivo fue un campamento guerrillero colombiano dentro de territorio ecuatoriano. Lo que verdaderamente hubo una violación a la soberanía territorial de Ecuador, algo muy distinto.
Creo que el presidente Correa está exagerando la nota, tanto que en 1995 Ecuador y Perú se enfrentaron en una guerra verdadera, en la que muchos soldados de ambas partes murieron, sin embargo jamás rompieron relaciones diplomáticas.
Uribe sabía muy bien lo que se estaba jugando, tenía calculado todo el escenario posible luego del ataque, a pesar de aquello se la jugó porque lo que lograba era mucho mayor que lo que perdía. Lograba dar un golpe sicológico mayúsculo a las FARC, dado que ésta había cobrado notoriedad a partir del proceso de entrega de algunos rehenes que tenía en su poder; y además Uribe ponía al descubierto las relaciones concupiscentes que denunciaba que podría tener Ecuador con las FARC.
El presidente Correa solo ha logrado llamar la atención sobre un caso que Colombia ya ha asumido su completa responsabilidad, ya se ha disculpado con Ecuador frente a la comunidad internacional, entonces ¿qué hace Correa?. Sin embargo, el acto cometido por el ejército colombiano es deplorable.
Al presidente ecuatoriano le convendría bajar el tono bastante, porque de todo esto él sale muy mal parado, Uribe ha conseguido que la comunidad internacional asuma lo que él ha venido advirtiendo desde hace rato, Chávez por su parte quiere subirse al carro del liderazgo anti-imperialista de una forma oportunista pero con pocas posibilidades que alguien le regrese a ver de verdad.
Lo que cabe resaltar es que la violación fue perpetrada por las FARC al crear en territorio ecuatoriano la comandancia del frente 48, el resto solo es consecuencia de lo primero, o sea esto.
El presidente Correa ha dicho que él no tenía por qué pedir permiso para negociar un canje de rehenes, pues ahí hay un agravio, el problema de las FARC y los rehenes que esa organización retiene ilegal e inhumanamente es básicamente un problema colombiano, y Correa debía informar de sus negociaciones a la parte directamente involucrada en el problema, o sea el gobierno colombiano.
¿Quién ha agraviado a quién?
La respuesta es TODOS, aquí nadie se salva.
El presidente de la Asamblea Constituyente, Alberto Acosta, dijo que había sido una agresión a la soberanía, y creo que o está exagerando o el concepto soberanía no está claro, o el concepto agresión es bastante confuso. Agresión hubiese sido si el ataque hubiese sido a un poblado civil ecuatoriano, con resultados de muerte de ciudadanos ecuatorianos, pero el objetivo fue un campamento guerrillero colombiano dentro de territorio ecuatoriano. Lo que verdaderamente hubo una violación a la soberanía territorial de Ecuador, algo muy distinto.
Creo que el presidente Correa está exagerando la nota, tanto que en 1995 Ecuador y Perú se enfrentaron en una guerra verdadera, en la que muchos soldados de ambas partes murieron, sin embargo jamás rompieron relaciones diplomáticas.
Uribe sabía muy bien lo que se estaba jugando, tenía calculado todo el escenario posible luego del ataque, a pesar de aquello se la jugó porque lo que lograba era mucho mayor que lo que perdía. Lograba dar un golpe sicológico mayúsculo a las FARC, dado que ésta había cobrado notoriedad a partir del proceso de entrega de algunos rehenes que tenía en su poder; y además Uribe ponía al descubierto las relaciones concupiscentes que denunciaba que podría tener Ecuador con las FARC.
El presidente Correa solo ha logrado llamar la atención sobre un caso que Colombia ya ha asumido su completa responsabilidad, ya se ha disculpado con Ecuador frente a la comunidad internacional, entonces ¿qué hace Correa?. Sin embargo, el acto cometido por el ejército colombiano es deplorable.
Al presidente ecuatoriano le convendría bajar el tono bastante, porque de todo esto él sale muy mal parado, Uribe ha conseguido que la comunidad internacional asuma lo que él ha venido advirtiendo desde hace rato, Chávez por su parte quiere subirse al carro del liderazgo anti-imperialista de una forma oportunista pero con pocas posibilidades que alguien le regrese a ver de verdad.
Lo que cabe resaltar es que la violación fue perpetrada por las FARC al crear en territorio ecuatoriano la comandancia del frente 48, el resto solo es consecuencia de lo primero, o sea esto.
El presidente Correa ha dicho que él no tenía por qué pedir permiso para negociar un canje de rehenes, pues ahí hay un agravio, el problema de las FARC y los rehenes que esa organización retiene ilegal e inhumanamente es básicamente un problema colombiano, y Correa debía informar de sus negociaciones a la parte directamente involucrada en el problema, o sea el gobierno colombiano.
¿Quién ha agraviado a quién?
La respuesta es TODOS, aquí nadie se salva.
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