Friedrich Nietzsche
Lo inacabado a menudo es más sugestivo que lo acabado, sobre todo en el panegírico; éste requiere para sus fines, precisamente, lo inacabado estimulador, como elemento irracional, que le hace ver un mar a la fantasía del oyente, que, como bruma, oculta la costa opuesta, es decir, la limitación del objeto del panegírico. El elogio detallado y extenso de los méritos conocidos de una persona hace sospechar que sean sus únicos méritos. Quien elogia acabadamente se sitúa por encima de la persona elogiada; parece abarcarlo como la mirada. Por eso lo acabado obra en el sentido de restar méritos.
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