Cuando era niño revisaba con algo de inquietud un libro que tenía mi padre y éste era sobre la estética del fascismo, había otro también sobre el realismo socialista en el arte, y a ratos encontraba que eran idénticos, los había sobre el arte chino de la revolución cultural y para terminar revisaba publicaciones de la Corea del Norte, y sí, idéntico todo.
Más tarde cuando ya tuve más herramientas de discernimiento pude ver las cosas y considerar no que eran idénticas, sino que era exactamente la misma estética. Obreros fornidos y mujeres marimachas y en ambos casos absolutamente asexuados eran los símbolos de la nueva sociedad, la felicidad perpetua homogenizada, pero siempre estaba lo utilitario, propagandístico y plagiador contundente. La felicidad no solo había sido plagiada sino que había sido descafeinada, quitada su esencia humana de imperfección y fragilidad.
Siempre el fascismo apelará a la patria y a su bandera, cuando la patria es apenas una entelequia ya que el estado es una construcción intelectual embebida de ideología y nacionalismo, ingredientes esenciales para los regímenes totalitarios. La bandera no es sino un trapo que nos ata a una entelequia de la que los grupos de poder se alimentan.
Esta semana pude ver con estupor un desagradable spot publicitario de los "patrióticos ciudadanos", no es otra cosa que una perla apenas de la estética fascista, falsificadora, cursi y ominosamente patriótica.
Más tarde cuando ya tuve más herramientas de discernimiento pude ver las cosas y considerar no que eran idénticas, sino que era exactamente la misma estética. Obreros fornidos y mujeres marimachas y en ambos casos absolutamente asexuados eran los símbolos de la nueva sociedad, la felicidad perpetua homogenizada, pero siempre estaba lo utilitario, propagandístico y plagiador contundente. La felicidad no solo había sido plagiada sino que había sido descafeinada, quitada su esencia humana de imperfección y fragilidad.
Siempre el fascismo apelará a la patria y a su bandera, cuando la patria es apenas una entelequia ya que el estado es una construcción intelectual embebida de ideología y nacionalismo, ingredientes esenciales para los regímenes totalitarios. La bandera no es sino un trapo que nos ata a una entelequia de la que los grupos de poder se alimentan.
Esta semana pude ver con estupor un desagradable spot publicitario de los "patrióticos ciudadanos", no es otra cosa que una perla apenas de la estética fascista, falsificadora, cursi y ominosamente patriótica.
1 comentario:
Es una mala copia de esta idea, solo que con menos identidad. Pero es copia, copia.
http://www.youtube.com/watch?v=Us-TVg40ExM
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