Hace unos días posteé sobre la situación creada con la cancelación de la personería jurídica de la ONG “Acción Ecológica”, y en las conversaciones posteriores al hecho me han hecho reflexionar sobre una serie de problemas inherentes al desarrollo sustentable y la contaminación de la que somos gestores.
En la mayoría de las tertulias estaba presente la antipatía que provocaba en la mayoría de sectores el accionar radical de la antes mencionada organización, sin embargo, todos estaban de acuerdo en el rechazo absoluto a la acto arbitrario del gobierno ecuatoriano, carente de un justificativo claro y que obviamente deja translucir lo que realmente se está jugando detrás de todo esto, que no es otra cosa sino una concepción unipolar de todo, una sola verdad y ésta es la que proviene de la mente preclara del señor que funge actualmente de presidente de Ecuador. El rechazo generalizado a tal acción arbitraria tiene que ver más con cerrar filas frente al autoritarismo que estar de acuerdo con Acción Ecológica.
Cuando se carece de una política clara sobre cualquier tópico mal se puede articular un debate sobre aquel, y es justamente lo que creo ha estado sucediendo. El Estado ecuatoriano no ha podido articular discusión alguna porque mira a la minería como una boya económica y no como un elemento fundamental completo de la economía, solamente aspira a que sea un agente extractor pero no un elemento fundamental de la producción, a mi modesto parecer ahí está absolutamente toda el origen del problema. Pero al mismo tiempo que el gobierno ecuatoriano tiene una visión obtusa, la otra parte no es más clara, también es torpe y carente de argumentación. Se opone a la minería argumentando que ella es una fuente permanente de contaminación, lo que es una verdad, pero al mismo tiempo habría que estudiar las diferentes posibilidades que la técnica y la tecnología nos ofrecen.
No soy especialista en este tema, ni pretendo serlo desde ahora, solo soy un lector audaz y contumaz, lo que me ha permitido tener un horizonte un poquito más amplio que la media, esto me ha provocado una serie de reflexiones no solo sobre la minería, sino sobre la energía y el futuro.
Para producir cualquier bien, no importa en este momento poner ejemplos, solo hablaremos de bienes en abstracto, para producir un bien es necesario energía, fuerza de trabajo, tecnología, y sobre todo algo que vengo pensando de un tiempo atrás y este es el factor tiempo. Un ingrediente extra dentro del esquema típico de la explicación del origen de la mercancía, pero ese es asunto para otro post y no el presente.
El desarrollo de la economía capitalista exige cada vez más fuentes de energía, ésta deberá ser lo más barata posible y de acceso inmediato para poder así seguir con el proceso económico.
Justamente es allí donde comienzo a cuestionar una serie de cosas salidas del arsenal ecologista, entre ellas está el uso de combustibles limpios y esa reflexión ecologista aparentemente es correcta, solo que no nos ponemos a pensar de cuanta energía se requiere para poder generar combustibles ecológicos, y obviamente las fuentes de energía necesarias para aquello no son muy ecológicas que digamos. Entonces tenemos que el remedio resulta peor que la enfermedad.
Se ha hablado que en el futuro los automóviles rodarán a partir de motores movidos por celdas de combustible (léase hidrógeno), pero extraer ese hidrógeno requiere energía que ésta podría ser generada por centrales termoeléctricas o talvez nucleares.
También habría la posibilidad de crear energía a partir de paneles solares, sin embargo nadie habla del espacio que éstos requerirían y que sería espacio que ocioso para el cultivo, también no se habla de la energía que se invertiría en crear los mentados paneles ni cuanto se contaminaría en la materia prima necesaria para la construcción de las celdas solares, ni sobre el terrible y altamente contaminante plomo ni el ácido requeridos para la fabricación de las baterías que acumularían la energía generada por tales celdas solares.
Lo mismo diríamos de los parques eólicos, que a más de la contaminación visual terrible, requieren de muchísima energía en fabricar las aspas o los postes de acero resistentes a los fuertes vientos, las baterías de acumulación, etc, etc.
Lo que sí sabemos es que el ser humano cada vez más requiere de más energía, barata y asequible, y que además éste mismo ser humano contamina más cuando pretende intencionadamente no hacerlo.
La respuesta nos apunta cada vez más en dirección de la energía atómica, volver a creer y pensar en ella, usarla convenientemente. Aunque la energía atómica tiene muy mala fama, deberíamos reconocer que las posibilidades de generación son casi ilimitadas, su combustible está regado por todo el planeta, la tecnología actual permite reciclar las pastillas de plutonio gastadas y pueden ser repotenciadas de forma reiterada.
Si se analiza el desastre de Chernobyl no es un problema técnico, ni de seguridad, ni de tecnología, es un problema que tuvo un origen político, aquello desató una serie de eventos nefastos con consecuencias dramáticas. La ex Unión Soviética establecía planes quinquenales y debían cumplirse a cualquier precio, pues justamente esa cuadratura burocrática generó errores humanos que pasaron por alto muchos protocolos de seguridad para de esa manera cumplir con los planes del Polit Buró. Uy, cómo me asusta ese término!
Sin embargo, en el imaginario global quedó registrado que la energía nuclear es insegura y altamente contaminante, sin tomar en cuenta que si no se siguen las normas de seguridad cualquier tecnología energética será insegura y altamente contaminante, inclusive las represas hidroeléctricas pueden ser focos de crianza de mosquitos vectores, por lo que su construcción debe estar precedida de estudios exhaustivos de impacto ambiental.
O acaso que cada vez que un ecologista radical viaja a una conferencia medioambiental no lo hace en avión, ese avión a reacción contamina, acaso no sería mejor hacer una videoconferencia que tiene un impacto medioambiental insignificante frente a las visitas in situ.
Solo pongo variables para una reflexión, nada es absoluto, todo depende del ángulo.
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