martes, 16 de marzo de 2010

¿pelaríamos la cebolla?

“ ...es necesario retroceder para avanzar, como los cangrejos...” A paso de cangrejos, 2002

En 2006 Günter Grass confesó haber sido parte de las Waffen SS, en un acto de valentía hizo público su oprobioso pasado, aquel acto causó tremendo remesón en los medios intelectuales e incluso se llegó a proponer el retiro del Nobel de literatura otorgado con justicia en 1999.

¿Por qué algunos sectores reaccionaron de manera tan agria?

¿Seríamos capaces en un momento de nuestras vidas de pelar la cebolla?

Creo que la inmensa mayoría no sería capaz de hacerlo, la mayoría oculta sus vergüenzas y vive con los recuerdos de sus pasados y presentes grises y turbios.

Puedo hablar por mí, sentí mucho orgullo cuando me enteré de la confesión del maestro Grass, sentí como si fuera alguien cercano que se iluminaba de manera perpetua y hasta creo que solté una que otra lágrima de emoción, la verdad ya no recuerdo detalles tan pequeños, pero lo que sí sé es que hasta ahora tengo el orgullo intacto y me alegra la vida cada vez que viene a mi mente semejante acto de nobleza.

Günter Grass fue parte de las Waffen SS en un momento en que aquello era lo justo y correcto, mucho más considerando que apenas tenía 17 años y, a esa edad el manipuleo ideológico encuentra tierra fértil.

Ideología, esa es la clave para entender el siglo XX y esta parte del XXI, aquel mecanismo de ocultamiento de la realidad (como lo dijo Marx) que ha servido a los experimentos totalitarios de esta parte de la historia, esta arma con la que los fascismos ambos lados han afianzado su poder y de alguna manera han constituido como leitmotiv de la política.

La historia nos ha demostrado que ningún modelo supervive, que todo lo que aparentemente era inamovible termina desmoronándose de forma súbita, el reich que supuestamente duraría 1000 años tuvo una existencia efímera de apenas 12, el socialismo real, que supuestamente construiría el nuevo hombre y con él su paraíso en la tierra, se desmoronó de un momento a otro destapando la olla de corrupción que había sustentado tal supuesta utopía. Ambos modelos, aparentemente antagónicos, eran experimentos del mismo capitalismo, el mismo que cual matrix busca curarse y reprogramarse constantemente.

Solo alguien de muchísimos quilates puede reconocer su pasado y buscar una confesión pública y honorable. De lo que estoy seguro es que mucha gente que conozco jamás lo haría.

Gracias maestro Grass por semejante muestra de hombría de bien.

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