jueves, 29 de junio de 2017

la historia de una foto ... (o tal vez no)

Todavía tengo en mi poder una treintena de copias de algunas fotos que se perdieron definitivamente como consecuencia del robo de mi archivo de 2010, copias únicas de fotos que ya no existen más. Hasta hace algunos años revisaba el pequeño dossier de vez en cuando y sentía nostalgia, tristeza y una que otra vez rabia.

Han pasado siete años ya desde aquel evento, siente años en los que reconstruí una nueva obra, que afortunadamente tiene otra visión.

La historia de mi vida ha sido complicada, pero no viene al caso relatar los pormenores de ella en un espacio como éste, sin embargo su complejidad ha marcado la impronta de mi trabajo, cosa que poniendo un poco de atención se podía leer qué estaba pasando en mi interior. 

Han pasado siete años ya desde que tuve que empezar de cero, siete años en que regresé a la fotografía porque había estado alejado de ella, aunque no me vi obligado a volver sino que me vi motivado por un hecho que hay que llamarle como se debe: execrable.

Pero bueno, tampoco viene al caso seguir haciendo leña del árbol caído, a rey muerto rey puesto, es así como me puse a trabajar.

Decía que solía revisar las copias, ahora únicas, de las fotos perdidas y sentía algo de nostalgia, pero que con el tiempo fui revisando ese material cada vez menos, la obra había cambiado y me he sentido bastante cómodo con ese cambio, siempre sentí que la fotografía era un trabajo azaroso, con algo de miedo, sin embargo era lo que quería hacer y debía cada día vencer mis demonios y hacer. Ahora es distinto, es un acto cómodo.

Alguien me llamó y me sugirió que si yo estaría dispuesto a vender esas copias, sin pensarlo dije que sí, en el fondo de mi alma sentí algo de alivio y eso me llamó la atención. Fue así como encontré una foto que tenía su historia, había sido hecha en circunstancias de mucha alegría y podía recordar casi el instante mismo en que oprimí el botón del obturador, sentí las ideas que se me habían cruzado por mi mente en ese momento, volví a ese momento de manera literal.

Pasó el tiempo y sentí una pena que una foto tan querida ya no existiera más que en la impresión de esa única copia, se transformó en una idea recurrente la nostalgia y el pequeño dolor.

Tener una copia no es igual que poseer el negativo, es ser y no ser al mismo tiempo, es como mirar la foto del ser amado que ya no está más, algo parecido.

La foto original era la de un perro cansado y temeroso sentado junto a una cruz caída, el momento de fotografiar pensé que por qué el Cristo crucificado no habría de haber sido acompañado de un perro, el personaje que la Biblia había olvidado, que lo habían borrado tal vez de forma deliberada, obviamente era una imagen irrepetible.

Un día caminando por un pueblito un perro me adoptó, se pegó a mí, entré a la iglesia a ver qué posibilidades ofrecía fotográficamente el templo y el perro estuvo siempre a mi lado, en un momento vi como el animal se acostaba frente a una cruz que también estaba caída arrimada a la pared, pensé en la foto perdida y por un instante creí que no era conveniente hacer esa foto, luego medité que no tenía nada qué perder y disparé.

Hoy he vuelto a comparar las dos fotos, aunque distintas son el mismo concepto, pero a pesar de ser conceptualmente iguales su discurso es opuesto.
La primera, la anterior, su protagonista no es el perro sino la cruz, está en la penumbra ante una cruz iluminada, es un personaje timorato y triste, pero no solo el perro es el tímido, el fotógrafo también, o sea yo, también expresa un tanto de temor, la imagen es un picado y un poco distante. No así la segunda, la de este tiempo, la cruz no es protagónica sino el perro, tiene carácter, es un animal seguro y con aire victorioso, la foto ya no es lejana, la enfrento, me vuelvo parte de la imagen, estoy a la misma altura que el perro.

Los años pasan, a pesar de que toda la teoría uno la tiene dentro, solo los años enseñan a ver distinto, a resolver un mismo problema de distinta manera.

Tengo una obsesión por la fiesta popular, pero no por ella misma, sino por lo que ella suscita, lo que provoca, algo tal vez un poco difícil de explicar.

¿Por qué no hacer una variación sobre una foto?

Mi padre me dijo en una ocasión que el arte es una permanente y perpetua variación sobre un mismo tema, lo importante sería entonces hacer que las nuevas variaciones tengan tal peso específico que se distancien de la anterior variación, que a su vez ya ha sido una variación más de otras previas.

1 comentario:

Oscar Flores dijo...

Amigo "Gato", fantástica lectura. Pena por un trabajo perdido, algo que siento mio propio, al recordar que tenía ya elaborado un escrito (poemario) parcialmente concluido, diagramado, con un prólogo convincente... que perdí al quemarse el disco duro de mi PC.

Aún guardo borradores escritos a mano, que no son idénticos a las revisiones perdidas, y de aquel prólogo que me tomó tanto tiempo dejarlo esculpido no quedan rastros... en fin.

Me parece encantadora la teoría del arte en mundos paralelos; dimensiones creadas en torno al mismo tema, tratado por el mismo autor, en espacios y tiempos diferentes... en perspectivas diferentes:
"Variaciones de variaciones previas..."

Saludos.