jueves, 31 de marzo de 2016

el pez en la pecera

¿Un pez tiene sensación de estar preso en la pecera?

Según los científicos no, el pez tiene una memoria muy corta, por tanto la pared de la pecera es apenas un obstáculo momentáneo, el pez por tanto es un animal feliz porque no tiene conciencia de la libertad y por tanto no es consciente de su verdadera condición.

Ecuador cada vez se parece más a Gótica, Gotham City para los puristas, un espacio lleno de villanos y héroes, uno más psicótico que otro, enmascarados los unos y los otros también, todos hablando al mismo tiempo y poniendo zancadillas también los unos a los otros. En un ambiente tan psicótico en que todos hablan al mismo tiempo, todos dicen tener la razón.

Hablar tanto al mismo tiempo hace que los argumentos de lado y lado carezcan de valor, la política se ha transformado en algo parecido a la disputa mezquina de hermanos huraños, “y vos, y vos”, descalificar al mensajero y no al mensaje es más conveniente.

La lucha ideológica en “redes sociales” no es más que sacarse la lengua mutuamente y los bandos en disputa se sienten vencedores en una guerra inútil e innecesaria.

El modelo de desarrollo económico ya no da más en el planeta, nos dirigimos al abismo sin que nadie haga algo porque aquello no llegue a suceder, y al parecer Ecuador ni siquiera llegó a recibir un pedazo pequeño de pastel, no llegó ni a las migajas, sin embargo en el imaginario todavía está el “sí se puede”, o una forma de esperanza de que las migajas del desarrollo todavía estarían al alcance de nosotros.

Las discusiones en “redes sociales” se traducen en hablar mutuamente de “socialismo”, cual si se tratara de un filtro mágico que nadie ha visto ni conoce, un filtro mágico para alimentar el imaginario tanto de derecha como de izquierda.

Tras nueve años de gobierno Correa siempre ha partido de premisas correctas, sin embargo en el trayecto suele desvirtuar esas premisas y no solo las coopta, las trastoca de la manera más cínica. Vivimos un estado de “revolución” y ya, nadie se detiene a ver la verdadera dimensión de la realidad. El Estado ya no garantiza nada, el Estado es dueño de la verdad y por tanto exige la felicidad de ya no ciudadanos, sino súbditos, el Estado no garantiza ni la vida ni salud ni educación de niños y adolescentes, exige la felicidad y sumisión de ellos.

“La culpa la tiene el socialismo”, dirá la derecha; el gobierno en cambio dirá que es la manera más eficiente de llegar al socialismo.

Tras nueve años en el poder nadie ha hecho la pregunta de rigor: ¿qué es socialismo para Correa?

La respuesta podría sorprendernos, podría sorprendernos porque su concepción de socialismo de hecho podría ser la misma que tienen sus detractores.

“Nada fuera del Estado, todo dentro de él”, repetía Mussolini.

Ecuador es un país reaccionario, su historia así nos lo demuestra, por tanto no es de extrañarse que la misma izquierda tenga una visión reaccionaria y que se confunda con la derecha.

Las discusiones sobre la política y lo político no están acorde a lo que en el mundo sucede, seguimos mirándonos al ombligo, y todos los lados ambicionando el mismo modelo de desarrollo, la misma visión retrógrada, esa visión que está llevando a la humanidad al abismo.

Hasta hace no mucho la preocupación era la desaparición de la civilización blanca y occidental, la desaparición de ese modelo cultural, porque su modelo de desarrollo es el que la llevaría a su extinción, sin embargo ahora han sonado las voces de alarma, la civilización blanca y occidental no está en peligro de extinción, sino la humanidad misma.

La civilización blanca impuso su modelo a sangre y fuego, el resto ha sido el crecimiento desenfrenado de la población por efecto de la quema de hidrocarburos, somos los hijos del petróleo y justamente esa misma idea de progreso es la que ha puesto a la humanidad en la disyuntiva de su extinción.

Somos como un pez en la pecera, no tenemos consciencia de nuestra realidad, no la tenemos porque nuestra memoria es corta.

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