jueves, 14 de junio de 2012

... en busca de un muro ...

Hace unos días leí algo que había dicho Henri Cartier-Bresson a su amigo Robert Capa, le había asegurado que él no era fotógrafo documental, lo que obviamente Capa había contradicho.

Todos, absolutamente todos los fotógrafos ven a Cartier-Bresson como el fotógrafo documental por antonomasia, sin embargo, mi personalidad contradictoria tiene que dar la razón al fotógrafo francés, él nunca fue un fotógrafo documental.

Tal vez no considerarse un documentalista hizo de Cartier-Bresson un personaje innovador, un narrador por excelencia.

¿Es que acaso el francés estaba equivocado o quizá era simplemente el argumento de un vanidoso? Creo que no, Henri Cartier-Bresson tenía la película muy clara, no era un adelantado ni un visionario, pero sí era alguien que había reflexionado hasta el delirio sobre su papel como hacedor de imágenes.

¿Cuánto de creador puede tener un fotógrafo, si es que estamos tratado con la realidad objetiva, entonces nos tocaría romper la misma realidad para evadirla y así acercarnos más a la plástica? Pues ese es el camino transitado por muchos, romper la imagen y hacer de ella una parodia de si misma, asumir su condición de hiper-realidad, o tal vez apuntar para el lado donde nadie quiere apuntar.

Romper la fotografía no sería un acto literal, sino algo como todo en la misma naturaleza de la fotografía, romper sería tal vez hacerse a si misma como un nuevo género literario, asumirse en sus posibilidades narrativas y poéticas.

Es tal vez eso lo que le hace a Cartier-Bresson grande, le hace único, sus imágenes sí son creaciones, juega con el azar y la realidad objetiva, pero al mismo tiempo se re-produce como una nueva realidad, se asume a si misma como algo completamente distinto y se convierte en un simulacro de lo circundante.

La fotografía no es manipulable ahora, la fotografía lo fue siempre, solo que es ahora puede verse por primera vez al espejo sin perderse en sus cadenas, sin ruborizarse por crearse a si misma como un producto literario y no solamente como imagen.

Van a ser dos años ya desde que alguien entró a mi hogar y se sustrajo la totalidad de mi archivo, eso dio pie a mucha reflexión, a la creación de obra completamente nueva, en este proceso entendí que fotografía no es hacer fotos, que está mucho más allá del acto fotográfico, que las posibilidades del lenguaje son las mismas que las que nos ofrece la literatura, que al mismo tiempo tiene el alcance de ésta.

Lo gracioso es que desde hace muchos años atrás sostengo que no soy fotógrafo, que el fin que persigo no es la imagen, que solamente uso el medio fotográfico para poder expresar otras cosas que tal vez la palabra no puede expresar.

No es mi intención compararme con el francés monumental, solo que leer aquella conversación entre dos grandes despertó en mí la necesidad de contar, a quien interese, mis reflexiones al respecto.

No hay comentarios: