Ya había escrito en un post anterior mi preocupación sobre las fronteras y las banderas, hoy no será la excepción, voy a reflexionar no sólo sobre las banderas sino la soberanía y el discurso oficial.
Siempre que escucho a alguien hablar de la patria y del orgullo de ser de tal o cual nacionalidad me entra un miedo indescriptible, la verdad que no entiendo como alguien puede sentirse orgulloso de haber nacido en un sitio determinado cuando es apenas un juego del azar, mucho más cuando alguien ha cumplido la mayoría de edad nadie tiene la opción de elegir de qué nacionalidad quiere ser, todo lo contrario, el estado se impone y nos obliga a ser parte de sus súbditos nos guste o no.
Soberanía es la expresión del poder soberano, o al menos eso aprendí hace años y, basta apenas esta definición para aclarar los errores que a través del discurso oficial se vienen cometiendo, ya que el territorio de un estado X no implica soberanía en lo absoluto, aunque sí es parte consustancial del ejercicio soberano del estado, sin embargo, hace unos días el presidente venezolano en la reunión de los países miembros de ALBA en la ciudad ecuatoriana de Otavalo sí violó la soberanía ecuatoriana al opinar sobre decisiones y acciones soberanas de un estado, en éste caso Ecuador.
Me duelen las banderas, me duelen porque son imposiciones, son imposiciones en tanto el estado mismo es una imposición, es una entelequia impositiva fundamentada en las armas y el marco de una legalidad creada para legitimar su existencia, pero a esto hay que añadir el sentido de nacionalidad, identidad, pertenencia, etc, etc, y todas las habladurías que dan el marco ideológico que permite sostener no legalmente pero sí lo legitima frente a la población.
Jonathan Swift muy bien lo satirizó en Los Viajes de Gulliver cuando relató la ridículas confrontaciones de Lilliput y Blefuscu, las dos minúsculas naciones enfrascadas en una cruenta guerra que tenía como origen las diferencias en cómo parten los huevos los unos de los otros.
En América Latina el proceso de independencia que los llamados “próceres” gestaron dieron lugar a algunos países que difícilmente podríamos encontrar diferencias los unos de los otros, hablamos el mismo idioma, nuestras economías son muy similares y hasta compartimos los mismos héroes, sin embargo nos han constituido en países diferentes y entre algunos hasta hemos guerreado de manera cruenta y encarnizada.
Sabemos que nuestras países tienen orígenes negros, ya que sus gestores y padres tenían intereses protervos detrás de la supuesta independencia, fundamentaron la división en supuestas diferencias y orgullos nacionales sacados de la manga que solo a ellos convenían.
Una vez pude leer una interpretación del fascismo que me gustó muchísimo, Slavoj Zizek decía que el fascismo no es otra cosa sino nacionalismo más ideología con bastante poesía.
Es gracioso cuando el presidente de Ecuador sostiene un discurso de la patria altiva y soberana, el mismo que lo enarbola siempre que quiere confrontar con sus opositores, de lo que se puede colegir que es él quien representa todo lo patriótico, altivo y sobre todo quien haría respetar la soberanía de su patria a cualquier costo. Colombia bombardeó un cuartel guerrillero de las FARC en territorio ecuatoriano y es un atentado flagrante a la soberanía nacional, mientras que viene el presidente venezolano y se inmiscuye en los asuntos internos de Ecuador y no hay tal patria, no es altiva y la soberanía no existe.
Eso que acabo de describir se conoce como IDEOLOGÍA.
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