martes, 18 de noviembre de 2014

la ciudad no huele a caramelo

Haré mía la idea de Günter Grass, ¿cómo se puede escribir después de Auschwitz?. Una imagen me ha perseguido durante años, cómo haría Rudolf Höß, comandante del campo Auschwitz Birkenau, cuando llegaba a casa luego de su “trabajo” diario, ¿sería tierno con sus hijos, haría el amor con su esposa por las noches sin que ese acto se transformase en un desahogo cruel y burdo?, la respuesta me vino con una seguridad que me dejó helado, por supuesto que habrá sido un padre tierno, un amante esposo y hasta se podría considerar un ciudadano ejemplar.

¿Cómo puede ser posible que existen seres así?

La única respuesta posible es que aquel ser humano hace lo que hace porque tiene el convencimiento de que todo su accionar es justo, hasta en ocasiones no solamente es justo sino necesario, tanto como lo es alguien que limpia las calles.

Según Karl Marx, la ideología es el mecanismo a través del cual se oculta la realidad, es decir el conjunto de ideas que hacen que el oprimido no perciba su verdadera condición; la ideología, entonces, crearía un velo, una “falsa conciencia”.

Entonces, ideológicamente Höß habría estado haciendo lo justo, lo correcto, matar de manera sistemática no tendría ninguna censura, éticamente sería aceptable, así como aceptamos socialmente a quien trabaja en un matadero y de esa manera coadyuva a que tengamos nuestra provisión de carne en nuestras mesas. El “bien común”, alguien que cumple con una acción loable en beneficio de todos, para el sano funcionamiento de la sociedad.

Hay ocasiones en las que uno debe hacer como si no hubiera oído o visto algo, hay ocasiones, también, en las que no es posible tolerar lo inadmisible, los pobres no son pobres porque son torpes u ociosos, por ejemplo, los pobres son tales porque el mecanismo de funcionamiento del sistema está basado en la injusticia, en la acumulación de unos cuantos en detrimento de otros que son más, los recursos son limitados y la abundancia de uno correspondería a la escasez de otros.

¿Qué sería justicia?, si por un lado tenemos que ideológicamente se puede virar lo socialmente aceptable a convenir.

Alexander a Alexandra, personajes de “Malos Presagios” de Günter Grass, al pisar un sapo miró con preocupación a su compañera y solo atinó a decir que aquel acto solo podría significar “malos presagios”

Tengo una sensación rara, Herman Göring al ser juzgado en Nüremberg adujo que aquel proceso carecía de legalidad, ya que todos los actos por los que él y los demás procesados eran juzgados era absolutamente legales, el Reich Alemán tenía un andamiaje legal que permitía llevar a cabo toda aquella política racista y criminal. Sabemos que lo legal no necesariamente es legítimo.

Han sido apenas unas ideas sueltas que tenía revoloteando por mi testa, mi necesidad de comunicar, mi silencio que a ratos no suele ser tan silencioso.

Lo cierto es que en una ocasión pude saborear la libertad, la ciudad olía a caramelo y el viento frío en mi rostro era la certeza de mi vida y en eso se transformó mi goce pequeño y silencioso de libertad.

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