Primero deberé disculparme con la gente que gentilmente visita este blog, algunos eventos infortunados y otros no, no me han permitido postear en los últimos meses, sin embargo, una vez que ya he resuelto los inconvenientes y los que no lo son, he vuelto por las andanzas y empiezo el año despotricando, como suele ser mi costumbre.
Alguna vez escuché por ahí que a los exponentes “socialistas del siglo .... XXI” les llamaban los tres chiflados y creo que es injusto tildarlos de esa forma, tal vez sí como los hermanos Marx, pero mi malestar frente a esta gente no es una cuestión ideológica, atraviesa por la estética y termina en lo formal de lo que debería ser un estadista, cosa que ninguno de los tres es. Según una amiga, al menos Chávez lee, cosa en la que discrepo porque parece que alguien en su rededor sí lo hace y él simplemente repite lo que otro dice, aquello se siente porque a veces sus citas son absolutamente forzadas y fuera de cualquier contexto, pero en lo que respecta a los otros dos se siente una carencia total de lectura. Voy a las pruebas de lo que digo, Correa hasta hace no mucho ignoraba que su ministro de defensa, Javier Ponce, es uno de los poetas vivos más importantes que tiene Ecuador, y éste señor que ejerce la presidencia creía que Ponce apenas era un analista político de izquierdas que eventualmente escribía para el diario El Universo.
Oírle a Correa soltarse cosas terribles sin el menor rubor, perlas cultivadas como “el socialismo clásico”, cosa que ningún politólogo en el mundo quizá haya escuchado, pero que podríamos colegir que este señor se refiere al socialismo científico o socialismo real , términos acuñados por los comunistas soviéticos, de esa manera se diferenciaban del modelo socialdemócrata y del socialismo utópico del siglo XIX, pero se la podríamos pasar.
En una ocasión tuve el desagrado de escuchar un discurso del boliviano Morales en el que achacaba todos los males del mundo al capitalismo, sin siquiera dar luces de cuál podría ser la alternativa a semejante demonio, además, no hacía ninguna diferenciación entre las diferentes formas del capitalismo, simplemente hablaba del capitalismo y ya.
Un día hablaba con un amigo muy interesante y, con él coincidíamos en que en América Latina jamás ha habido izquierda, solamente ha existido una forma abyecta y populista de zurda.
Pero lo que me ha inducido a escribir este pequeño post es una noticia que en un inicio me causó hilaridad, para más tarde provocarme una profunda preocupación. En la Alemania Nazi uno de los proyectos del Hitler fue crear una religión en la que el dios era la súper-raza y él (Hitler) era su sumo sacerdote, cosa que tenía su sustentación en un elaborado uso de símbolos y la creación de ritos, uno de los símbolos es la svástica, símbolo al que se le desnuda de su contenido arcaico que era el culto solar y era de origen hindú, se le desnuda de su contenido y se le deja únicamente su continente para de una forma elaborada y sistemática crear un nuevo contenido, cosa que desde aquella amarga experiencia para la humanidad, la svástica es símbolo de racismo e intolerancia.
Pues bien, justamente es lo que aquel señor Chávez intenta hacer en Venezuela, la noticia en cuestión mencionaba un elaborado intento de demostrar que Simón Bolívar había sido asesinado y no había muerto de tuberculosis (tal y como nos cuenta la historia), sino que había sido víctima del perverso imperialismo yanqui ya que Bolívar se perfilaba como el líder de la que hubiera sido la primera república socialista del mundo.
No, no querido lector, no es invención mía, es verdad, resulta que para Chávez, Bolívar es el primer socialista del mundo, no importan Marx ni Rosa Luxemburgo, es Bolívar el gran teórico y creador del modelo socialista en el mundo, deja de lado a todos los socialistas utópicos y pone al libertador en el pedestal que la historia jamás creó para semejante héroe universal. O sea que la constitución bolivariana no existe, las pretensiones imperiales de Bolívar nunca fueron, todas son patrañas e invenciones del imperialismo yanqui.
O sea, que al igual que el Adolfo, Chávez intenta crear la religión en la que Bolívar es el dios y él (Chávez) su sumo sacerdote.
En una ocasión, en una mesa redonda, algunos intelectuales se resintieron conmigo porque dije que la historia es escrita por los vencedores, cosa que sonó a perogrullo y a una reflexión ya en desuso, pero ahí está, acaso Chávez no intenta no solo reescribir la historia, sino reinventarse ya no solo como estadista sino como sumo sacerdote y enviado por dios (Bolívar) a redimir no solo a Venezuela sino a toda América del yugo de un imperio que cada vez es menos imperio.
La cosa funciona a nivel del populismo, funciona cuando se gobierna con cantidades obscenas de dinero para la gente de galería, funciona en tanto se aplica la fórmula del emperador romano Titus: Panem et circensis, funciona cuando los izquierdosos mediocres no logran diferenciar de un proyecto populista de rasgos fascistas de lo que debería ser un auténtico proyecto de izquierda, funciona cuando se habla de ciudadanía y se hace todo lo posible para que no nazca un proyecto ciudadano real.
Tiempos de pécoras sentados en los sillones que dejaron vacíos otros igual de pécoras que ellos, porque en América Latina hasta ahora se siente el legado del gran negociado al que dieron por llamar independencia.
1 comentario:
Hola!
Cómo va eso, después de tanto tiempo?
Quería decirte que no coincido con lo de que nunca ha habido izquierrda en América Latina, sino todo lo contrario, en especial el ejemplo cubano.
La Izquierda es parte del sistema. Ella y la derecha son las dos caras de la misma moneda.
Si destruimos a ambos polos nos queda algo hermoso llamado Libertad.
Salúd!
Hernán.
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