lunes, 27 de diciembre de 2010

¡eso es inteligencia, no como vos!



Ya dejándonos de chistes, este es el nivel que se la manejan los diputados chavistas para elaborar la ley resorte (ley mordaza de internet), los argumentos que esgrime este pobre señor dan pena de verdad.

No hay debate, solo hay una confusión de términos y conceptos, da vergüenza ajena, de verdad que más adelante los resbolushonaurios de por acá querrán copiar las malas mañas del fascio de Chávez.

libro Hugo Cifuentes

Este año y el anterior fueron de bastante trajín, los resultados están a la vista y el libro sobre la obra fotográfica y gráfica de Hugo Cifuentes ya está a disposición del público.

Gracias a la asociación con DINEDICIONES se pudo llegar a puerto firme con este libro tan necesario.

Cifuentes es el padre de la fotografía contemporánea ecuatoriana y uno de los dibujantes más sólidos que ha tenido Ecuador, miembro del Grupo VAN, artista inquieto y completo pudo navegar en dos géneros aparentemente distintos, sin embargo, él logró comprender que el gran nexo en cualquier expresión del arte es la literatura y ahí donde logra amalgamar sus creaciones.

Hasta el mes de enero de 2011 solo se podrá adquirir en DINEDICIONES, en la Avenida 12 Octubre y Coruña (Plaza Artigas) de la ciudad de Quito en Ecuador, además se pueden hacer compras a través del teléfono y la casa editorial se encarga de hacer llegar los ejemplares a domicilio.

domingo, 26 de diciembre de 2010

martes, 7 de diciembre de 2010

la ideología funciona cuando es invisible

ENTREVISTA A SLAVOJ ŽIŽEK
“La ideología funciona cuando es invisible”

Por Javier Ferreyra | Noviembre de 2003

En el impronunciable nombre de Slavoj Žižek se encierran según muchos autores algunas de las claves para comprender los problemas más acuciantes de la actualidad. Si bien publicó gran cantidad de libros y artículos en su país de origen, es a partir de la edición en inglés de El sublime objeto de la ideología, en 1989, cuando se convirtió en una figura indispensable para los debates intelectuales, en especial en los círculos marxistas y psicoanalistas.

Žižek se apropia de Hegel, de Marx, del idealismo alemán y hace un uso provocador de los conceptos de Jacques Lacan para pensar las contradicciones de la actualidad. Profundamente preocupado por la política (fue candidato a presidente de Eslovenia), las paradojas de la democracia, por las formas de dominación y los efectos en el cuerpo social, la atracción de la obra Žižek se funda en la capacidad para ejemplificar los arduos y abstractos problemas de la filosofía y del psicoanálisis con ejemplos y anécdotas de la cultura popular, que van desde el policial negro, los clásicos del cine de Hollywood, una ópera, los comics o el sexo por Internet.

Famoso por sus largos discursos, tanto que lo han comparado con Fidel Castro por su prodigiosa capacidad para hablar horas y horas delante de azorados oyentes, Žižek estuvo en Argentina presentado por Eduardo Grüner y Analía Hounie en cuatro conferencias en la UBA, el MALBA y la Escuela de Orientación Lacaniana, en las que presentó algunas claves de su pensamiento. Al final de su estadía, accedió a hablar con La Voz del Interior y se expidió larga y amablemente sobre todos los temas consultados.

–Llama la atención en algunos de sus últimos escritos la aparición de Lenin como una fuente para repensar problemas contemporáneos...

–Es una pregunta un poco provocativa. Lo que me interesa particularmente en Lenin es que, frente a la gran crisis en la izquierda después de la Primera Guerra Mundial, fue capaz de ir a la teoría leyendo a Hegel y al mismo tiempo repensar toda la situación. Y me parece que eso es lo que tenemos que hacer ahora. La crisis de la izquierda es manifiesta, aunque proteste en los movimientos antiglobalización y haga ruido en las calles. La izquierda no representa en estos momentos una alternativa positiva. Además, creo que hay un grupo muy importante de la izquierda de la Europa occidental, intelectuales entre ellos, que verdaderamente no quiere cambiar las cosas, que en cierta manera disfrutan de una posición de crítica segura. Es decir, analizan la sociedad y describen comunidades alienadas y otros tópicos clásicos de la izquierda intelectual, pero no tienen una verdadera voluntad de intervenir políticamente. Y Lenin sí tenía esta voluntad.

–¿En el sentido de reafirmar una voluntad democrática por medio de la crítica y de la práctica?

–Creo que hoy en el mundo occidental la democracia es una especie de desgracia. Obviamente, no estoy en contra de la democracia, pero el problema es que debemos empezar a hacernos preguntas ingenuas, que son las que prefiero. Por ejemplo: ¿qué significa libertad?, ¿qué significa democracia? Porque estamos seguros de que vivimos en una democracia, pero ¿qué es lo que la gente realmente decide sobre eso?

¿Qué posibilidades de intervención tiene? Especialmente ahora, en esta época de globalización, nosotros realmente no decidimos sobre cuestiones cruciales. Muchas cosas importantes son impuestas por el FMI, por las multinacionales, por organismos de poder. Nadie, en ningúnEstado, realmente decide sobre cuestiones trascendentes como éstas. Si la democracia significa que una mayoría de gente participa en los debates y decide sobre las cuestiones cruciales de las decisiones políticas, a través de las cuales una sociedad se desarrolla, entonces debemos llegar a la conclusión de que no tenemos democracia, de que no estamos viviendo en democracia.

–Su posición sobre la libertad es muy similar...

–Es lo mismo con la libertad: usted es libre para elegir su orientación sexual, para elegir su ropa, etcétera, pero las posibilidades de decisión son muy limitadas. Veamos si no a Brasil actualmente, donde la nueva izquierda del presidente Lula estaba por realizar cambios radicales en las condiciones de vida de millones de personas, y hoy se encuentran con las estrictas presiones de instituciones financieras que le impiden realizarlos. Lo mismo en Argentina. Yo no soy un utópico que vive pensando en la revolución, pero sostengo que no estamos en condiciones de preguntarnos sobre estas preguntas fundamentales.

–En una época de cuestionamientos al psicoanálisis, usted rescata constantemente el pensamiento de Lacan. ¿Por qué?

–Lacan es para mi básicamente un instrumento. Yo no soy psicoanalista, respeto mucho mi propia libertad, quiero ser libre de dar vueltas alrededor de un problema, y sería una pesadilla para mí estar obligado a psicoanalizar todo lo que me rodea. Pero a pesar de todo encuentro a la teoría y a los conceptos lacanianos extremadamente aplicables para analizar nuestra situación ideológica. Las cosas se han convertido hoy en una paradoja, porque por un lado hay una explosión de la permisividad, se puede ser homosexual, se puede ser promiscuo, a cada uno le está permitido hacer lo que quiere con la vida propia, dedicar la vida al placer que a cada uno se le ocurra. Pero el resultado no es el que se esperaría. La paradoja es: ¿cómo podrían la permisividad y la liberalización salir mal? ¿Por qué, mientras más liberalizados estamos, más y más nos sentimos bajo presión, mucho más que antes? El psicoanálisis lacaniano arroja una luz sobre éste y otros problemas. A diferencia de la influencia de Lacan en países latinos como Francia, Italia y la misma Argentina, en los que se lo usa para analizar temas más bien literarios y culturales, con mis amigos de Eslovenia lo usamos fundamentalmente para analizar y entender fenómenos políticos.

–Una noción de la que se ha ocupado últimamente es el tema de la virtualización de la realidad. ¿Qué significa esto?

–Lo que trato de enfocar no es sólo el apasionante tópico de lo virtual y lo real. Lo que me interesa es lo que Gilles Deleuze llama “la realidad de lo virtual”, en el sentido de que hay algo que en un sentido es virtual, es decir no es actual, y a pesar de todo tiene consecuencias reales, causas reales. Miremos la política actual, que funciona como el proverbial pecado de un matrimonio, en el que hay uno de ellos que es desdichado y sueña que algún día podrá abandonar a la mujer o al marido. Pero paradójicamente, mientras se sueña con esto, es algo que nunca se va a hacer, es sólo una posibilidad. La política de Occidente funciona de esta manera. Soñamos que podemos cambiar cosas, mejorarlas, pero es algo que nos sirve para protegernos y sobrevivir al hecho de que las cosas son así y no podemos cambiarlas. Entonces, a veces lo virtual funciona, posibilita aceptar las cosas tal como son. Esta paradoja me interesa de sobremanera. Es decir, no el tópico de moda sobre lo virtual, en el sentido de comunicación a través de e-mails, el sexo virtual, los cyber sex, este aspecto no me interesa demasiado. Es más la cuestión de la realidad de lo virtual. Por ejemplo la creencia: en uno de los casos de la vida cotidiana que a mi me gusta usar, un padre con un hijo pequeño “yo no creo en la Navidad, yo sólo pretendo hacerle creer esto a mi hijo”. Y si se le pregunta al hijo, éste dirá que procura creer para no defraudar a su padre. En realidad, nadie cree realmente, pero la creencia funciona. Pienso que la gente hoy cree en la virtual verdad de otro. Paradojas como estas son centrales y muestran la manera en que la ideología funciona.

–¿Cuál es el objetivo de la crítica a la ideología hoy?

–La ideología opera hoy plenamente. Uno de los tópicos de moda desde la desintegración del socialismo, a fines de la década del ‘80, es que la era de la ideología ha terminado, de que vivimos en una época postideológica, pragmática, en la que la economía es una cuestión de expertos, y desde ese momento no se cree más en las grandes ideologías. Creo que eso no es verdad. Los noventa fueron los grandes años de la utopía liberal capitalista, eso que Francis Fukuyama conceptualizó con la fórmula de “el fin de la historia”. Eso fue una ideología en la que la experiencia ideológica nunca se vive como ideológica en sí. Hay además un fuerte sentido simbólico en el 11 de septiembre, y es precisamente que marca el final de esta ingenua utopía liberal. Ahora sabemos que no hay tal fin de la historia, que no todo el mundo va a ingresar al canon de este mundo capitalista liberal y tolerante. Y a pesar de todo, la gente continúa sin aceptar que la ideología está aún operativa. Especialmente hoy las elecciones políticas están mediadas por la ideología, y son presentadas como elecciones debidas al sentido común o al conocimientos de expertos. Si se escucha a los economistas de hoy, pretenden hacernos creer que lo que ellos hacen es ciencia, como si la ciencia de la economía no tuviera nada que ver con la política sino con el movimiento de los mercados. Pero si esto se analiza de cerca, hay ciertas presuposiciones políticas, porque la economía nunca es simplemente pura economía. Y esto es de lo que debemos convencer a la gente: que la ideología funciona precisamente cuando es invisible, cuando uno no está atento.

–¿Porqué repite constantemente que “todo es política”?

–Concibo la noción de lo político en un sentido muy amplio. Algo que depende de un fundamento ideológico, de una elección, algo que no es simplemente la consecuencia de un instinto racional. En este sentido, sostengo que nuestras creencias privadas, en el modo en que nos comportamos sexualmente o en lo que sea, son políticas, porque es siempre el proceso de elecciones ideológicas y nunca es simplemente naturaleza. En este sentido diría que la cultura popular es eminentemente política, y me interesa justamente por eso. Si usted mira los grandes filmes de Hollywood, en un principio parecerían ser absolutamente apolíticos, pero en la trilogía Matrix está absolutamente claro que bajo la excusa de un entretenimiento se apunta a los más profundos temas políticos. Matrix es una especie de metáfora gigante de cómo estamos controlados por un anónimo poder. Estoy cada vez más interesando en la manera en que hasta el más ínfimo divertimento despliega un mensaje que es siempre utópico. El mensaje verdadero, por lo menos en cierta lectura marginal, es que sólo en condiciones de una inminente catástrofe se puede concebir una especie de nueva solidaridad, en la que todas las luchas son olvidadas y todos pugnan por ayudar al prójimo. El mensaje de todos estos filmes es muy perverso: nuestra sociedad está tan dispersa en la competencia que necesitamos una gran catástrofe para lograr imaginar una nueva forma de solidaridad y cooperación.

–Usted ha planteado cierto escepticismo frente a los estudios culturales, y prefiere oponer universalismo a multiculturalismo...

–Por supuesto, estoy de acuerdo con las preocupaciones oficiales del multiculturalismo, estoy a favor de la tolerancia de toda cultura, de toda orientación sexual. Lo único que yo discuto es que, básicamente, esto no puede ser la coraza última de nuestra actividad política. En orden de plantear políticas multiculturales se debe encontrar un núcleo universal de normas y valores, como manera de respetarnos entre todos. No es que el universalismo sea opuesto al multiculturalismo, pienso que las prácticas exitosas de multiculturalismo presuponen un piso universal, es decir: ¿qué significa respetarnos entre todos? El otro punto, aún más importante, es que en el reconocimiento de las diferencias, en el punto máximo de la ética y de la política, el tema no es que debemos tolerarnos entre todos, sino que debemos oponernos, no físicamente por supuesto, sino con otra lógica. Eso que he definido como que “la verdadera medida del amor es que se puede agredir al otro”. Este mi punto de oposición con el clásico multiculturalismo de los ‘90, que propone un respeto a la cultura del otro, sus bailes, su ropa, pero no en cosas trascendentes. Debemos reenfocar el problema sobre la opresión del poder económico y político, que es el verdadero terreno de las luchas.

–Toni Negri estuvo hace unas semanas en Buenos Aires, y sostuvo que Argentina fue una víctima del poder económico mundial. ¿Qué consideraciones le merece el poder destructivo del capitalismo en países como Argentina?

–Yo en general estoy en desacuerdo con las posturas de Negri, pero en este nivel estoy totalmente de acuerdo. En desacuerdo, porque creo que no tiene razón cuando asegura que estamos asistiendo al declive del Estado-nación y entrando a una era de poder imperial global. Si se mira a los Estados Unidos, se percibe claramente que no se comporta como un imperio, sino que no es lo suficientemente imperial, que sigue realizando acciones guiadas por la lógica del Estado-nación. No creo que el capitalismo de hoy se esté moviendo en el sentido de constituir un poder imperial. El Estado, es cierto, se debilita día a día, pero en cuanto a los aparatos de seguridad para el control y la dominación, en este sentido se está volviendo cada vez más y más fuerte. En lo que estoy de acuerdo con Negri es cuando dice que lo que se hizo mal en Argentina no es una decisión de los argentinos. Al contrario, lo que se hizo mal en la Argentina en los años de Menem es justamente que se siguieron de cerca los predicados y exigencias del FMI. Pienso que el tema no es preguntarse lo que ustedes, los argentinos hicieron mal, sino qué es lo que estuvo mal en los círculos económicos extranjeros y el precio que ustedes están pagando. No es solamente su responsabilidad, porque más allá de las crisis históricas propias del país, todo este enigma sobre el que el mundo se pregunta, no es exclusiva culpa de ustedes. No deben hacer un autoanálisis y torturarse.

–Después del 11/09, parecen haber salido a la luz algunas secuelas del control sobre la vida...

–Una cuestión importante es la que Giorgio Agamben analizó en Homo Sacer, en el sentido de cada vez más y más gente está fuera del orden legal o jurídico. Los prisioneros afganos de Guantánamo son el mejor ejemplo: la vida no importa para nada. La lógica de los campos de concentración se está extendiendo cada vez más, y ya no sólo para prisioneros. La idea de sobrevivencia biológica de grupos empieza a parecer como parte de procesos políticos. Conectado con esto está el efecto de que nos estamos moviendo hacia un orden global en el que prima el estado de excepción como un orden normal de cosas. En esto soy relativamente pesimista. Hay cambios pequeños e imperceptibles en la política, pero tal vez por eso importantes, por ejemplo el hecho de que de pronto en Estados Unidos haya un debate público sobre el uso de la tortura. Hace 20 años esto era algo imposible de concebir, y es un signo ominoso de cómo los roles de la política, de la ética, de los valores van cambiando imperceptiblemente. Más que los grandes cambios, hay que observar los pequeños.

–Usted está cada vez más posicionado en una perspectiva fascinada con el cristianismo, en un mundo que ha perdido su sustancia...

–Soy incondicionalmente ateo, pero lo que me interesa en el cristianismo es una cierta lógica de comunidad, la manera en que funciona una comunidad de creyentes. No es ni una comunidad de individuos ni una comunidad ética sustancial. Es una especie de comunidad totalmente distinta, emancipatoria, involucrada en una práctica de liberación. Lo que me interesa en la ética cristiana es la idea de una lógica del renacer a la fe, que significa que el cambio radical es posible, que no estamos predestinados por un poder oscuro que controla todo, que es posible empezar desde cero. Además, me interesa una idea que también se encuentra en el marxismo tardío: la de una fe universal que es accesible sólo desde una posición subjetiva. Y la cuestión de que el único terreno para ser devoto de Dios son las relaciones sociales, y ahí es donde se demuestra la verdadera creencia como concepción cristiana del amor. Esto está negado en muchas de las nuevas formas de espiritualidad contemporánea, esas formas egotísticas y new age de espiritualidad, del conocimiento interior, que son para mí un verdadero peligro.

–Sus escritos sobre la biogenética han desatado fuertes polémicas. ¿Qué quiere significar con las perspectivas radicales que abre la biogenética?

–La gente reacciona contra esto por la simple cuestión de sentirse molesto o con miedo a nuestras nociones de libertad o dignidad, y entonces dicen que debemos limitarla. Esto es lo que dice la Iglesia, lo que dicen algunos círculos intelectuales europeos, como Jürgen Habermas. Pero pienso que nos debemos hacer preguntas más radicales. Los resultados de la investigación biogenética nos fuerzan a confrontar con preguntas fundamentales de nuestra condición humana: ¿somos libres?, ¿qué significa la libertad? Me gustaría conocer si somos libres, y la conclusión es que somos el resultado de algo determinado, no por nuestros genes, porque por supuesto este geneticismo primitivo es falso. Entonces mi idea es que la usual reacción contra la biogenética evita el verdadero problema, que es que debemos repensar muchas de las cuestiones relativas a la organización de nuestra vida ética. No es suficiente decir “no estoy de acuerdo” y no permitirlo, o controlarlo. Debemos preguntarnos preguntas más fundamentales y no actuar según esta actitud defensiva.

Javier Ferreyra, de la redacción de La Voz del Interior. jferreyra@lavozdelinterior.com.ar

no maten al mensajero por revelar verdades incómodas

Julian Assange
Traducción: Larry Nieves

En 1958, un joven Rupert Murdoch, para entonces propietario y editor de The News de Adelaide, escribió "en la carrera entre el secreto y la verdad, parece inevitable que la verdad siempre triunfará".

Su observación quizás reflejaba la revelación de su padre, Keith Murdoch, que tropas australianas estaban siendo sacrificadas innecesariamente por incompetentes comandantes británicos en las playas de Galípoli. Los británicos trataron de callarlo, pero Keith Murdoch no sería silenciado y sus esfuerzos dieron lugar a la terminación de la desastrosa campaña de Galípoli.

Casi un siglo más tarde, Wikileaks también publica sin miedo hechos que deben ser públicos.

Crecí en una ciudad rural de Queensland, donde la gente hablaba su opinión sin rodeos. Se desconfiaba de los grandes gobiernos como algo que podría ser corrompido si no se observaba cuidadosamente. Los días oscuros de la corrupción en el gobierno de Queensland antes de la investigación de Fitzgerald son testimonio de lo que sucede cuando los políticos amordaza a los medios de informar de la verdad.

Estas cosas se han quedado conmigo. Wikileaks fue creada en torno a estos valores fundamentales. La idea, concebida en Australia, era utilizar las tecnologías de Internet en nuevas formas de informar la verdad.

Wikileaks acuñó un nuevo tipo de periodismo: el periodismo científico. Trabajamos con otros medios de comunicación para traer las noticias a la gente, pero también para demostrar que son veraces. El periodismo científico le permite leer una noticia, a continuación, hacer click en línea para ver el documento original en el que se basa. De esa manera usted puede juzgar por sí mismo: ¿Es verdadera la historia? ¿El periodista reportó con precisión?

Las sociedades democráticas necesitan medios de comunicación fuertes y WikiLeaks es parte de dichos medios. Los medios de comunicación ayudan a mantener al gobierno honesto. Wikileaks ha revelado algunas verdades sobre la guerras de Irak y Afganistán, y publicado primicias sobre la corrupción corporativa.

La gente ha dicho que soy anti-guerra: para que conste, no lo soy. A veces, las naciones necesitan ir a la guerra, y hay guerras justas. Pero no hay nada más equivocado que un gobierno que miente a su población acerca de las guerras, a continuación pide a esos mismos ciudadanos poner sus vidas y sus impuestos en la línea por esas mentiras. Si la guerra está justificada, entonces digan la verdad y el pueblo decidirá si la apoya.

Si usted ha leído alguno de los diarios de la guerra en Afganistán o en en Irak, alguno de los cables de diplomáticos de EE.UU. o cualquiera de las historias sobre las que Wikileaks ha informado, considere lo importante que es para todos los medios de comunicación poder informar sobre estos temas libremente.

Wikileaks no es la única publicación único de los cables diplomáticos estadounidenses. Otros medios de comunicación, incluyendo el The Guardian birtánico, el New York Times, El País en España y Der Spiegel en Alemania han publicado los mismos cables editados.

Sin embargo, es WikiLeaks, como coordinador de estos otros grupos, que ha recibido los ataques y acusaciones más viciosas del gobierno de EE.UU. y sus acólitos. He sido acusado de traición a la patria, a pesar de que soy un australiano, no un ciudadano de los EE.UU.,. Ha habido decenas de llamadas serios en los EE.UU. para que yo sea "liquidado" por las fuerzas especiales de EE.UU. Sarah Palin dice que debo "cazado como Osama bin Laden", un proyecto de ley republicano espera en el Senado de EE.UU. que pretende declararme una "amenaza transnacional" y que se me trate en consecuencia. Un asesor de la oficina del primer ministro canadiense, ha pedido en la televisión nacional que yo sea asesinado. Un bloguero estadounidense ha pedido que mi hijo de 20 años de edad, aquí en Australia, sea secuestrado y herido nada más y nada menos que para llegar a mí.

Y los australianos deben observar sin ningún orgullo la vergonzosa complacencia hacia estas expresiones por parte de la Primer Ministro Gillard y la Secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, quienes no han manifestado ni una palabra de crítica en contra de los otros medios de comunicación. Esto se debe a The Guardian, el New York Times y Der Spiegel son viejos y grandes, mientras que Wikileaks es aún joven y pequeña.

Somos los de abajo [underdogs]. El gobierno Gillard está tratando de matar al mensajero porque no quiere que la verdad sea revelada, incluyendo información sobre sus propias relaciones diplomáticas y políticas.

¿Ha habido alguna respuesta por parte del gobierno australiano a las numerosas amenazas públicas de violencia contra mí y el personal WikiLeaks? Uno podría haber pensado que un primer ministro de Australia estaría defendiendo a sus ciudadanos contra semejantes cosas, pero sólo han habido afirmaciones de ilegalidad totalmente sin fundamento. La Primer Ministro y, especialmente, el Fiscal General se supone que deben cumplir sus funciones con dignidad y por encima de la refriega. Tenga por seguro, éstos dos lo que quieren es salvar sus propios pellejos. No lo lograrán.

Cada vez que Wikileaks publica la verdad sobre los abusos cometidos por las agencias de EE.UU., los políticos australianos cantan un coro demostrablemente falso acompañando al Departamento de Estado: "¡Pondrás en riesgo vidas! ¡Seguridad Nacional! ¡Se pondrán en peligro las tropas!". Luego dicen que no hay nada de importancia en lo que Wikileaks publica. No puede ser ambas cosas. ¿Cuál es?

No es ninguna. Wikileaks tiene una historia editorial de cuatro años. Durante ese tiempo hemos cambiado gobiernos enteros, pero ni una sola persona, que se sepa, ha sido perjudicada. Sin embargo, los EE.UU., con la complicidad del gobierno australiano, ha matado a miles de personas tan sólo en los últimos meses.

El Secretario de Defensa de EE.UU., Robert Gates, admitió en una carta al Congreso que ninguna fuente de inteligencia o métodos importantes habían sido comprometidas por la publicación de los diarios de la Guerra en Afganistán. El Pentágono afirmó que no había evidencia que los reportes de Wikileaks hubiesen causado daño a nadie en Afganistán. La OTAN en Kabúl, dijo a CNN que no pudo encontrar una sola persona que necesitara protección. El Departamento de Defensa australiano dijo lo mismo. Ningún soldado ni fuente australianas han sido perjudicados por todo lo que hemos publicado.

Pero nuestras publicaciones están lejos de ser insignificante. Los cables de diplomáticos de EE.UU. revelan algunos datos sorprendentes:

Los EE.UU. ha pedido a sus diplomáticos robar material humano personal e información de funcionarios de la ONU y de grupos de derechos humanos, incluyendo el ADN, huellas digitales, escaneos de iris, números de tarjetas de crédito, contraseñas de Internet y fotos de carné, en violación de tratados internacionales. Presumiblemente los diplomáticos australianos en la ONU podrían ser objeto también de este espionaje.

El rey Abdullah de Arabia Saudita pidió a los funcionarios de EE.UU. en Jordania y Bahrein quiere que el programa nuclear irání sea detenido por cualquier medio disponible.

La investigación británica sobre la Guerra en Irak fue amañada para proteger "los intereses de EE.UU."

Suecia es un miembro encubierto de la OTAN y el intercambio de inteligencia con EE.UU. se le oculta al parlamento.

Los EE.UU. está jugando duro para hacer que otros países a reciban a detenidos liberados de la prisión en la Bahía de Guantánamo. Barack Obama aceptó reunirse con el presidente de Eslovenia, sólo si Eslovenia recibía un prisionero. A nuestro vecino del Pacífico, Kiribati, se le ofrecieron millones de dólares para aceptar detenidos.

En su histórico fallo en el caso de los Papeles del Pentágono, la Corte Suprema de los EE.UU. dijo que "sólo una prensa libre y sin restricciones puede exponer efectivamente engaños en el gobierno". La tormenta desatada alrededor de WikiLeaks hoy refuerza la necesidad de defender el derecho de todos los medios de comunicación a revelar la verdad.

viernes, 3 de diciembre de 2010

el anarco camaleón

Muy interesante ha sido asistir a la persecución no solo física de Julian Assange, sino también a la que se desarrolla a nivel de la red.

Primero bloquearon a través de métodos informáticos el site Wikileaks, sin embargo, un hacker no necesariamente es un geek de la informática, un hacker es alguien que perturba al sistema y eso es Julian Assange.

En Ecuador el despistado viceministro de Relaciones Exteriores, Kintto Lucas, ofreció residencia y garantías para que Assange trabajase en este país, no solo eso, sino que además cree escuela de hackerismo y promueva en la juventud su espíritu. Obviamente apenas minutos después su propuesta fue callada por el presidente Correa quien tiene claro que personajes como Assange no son solo peligrosos para los gringos, son peligrosos para todos los que detentan y aman el poder, o sea que la presencia del hacker por tierras equinocciales no traería ninguna ventaja a este régimen que tiene tintes fascistas marcados.

Nadie hubiera imaginado que una herramienta creada por militares como es la internet, sería la herramienta preferida de los gestores de la contracultura: hackers, anarquistas y todo tipo de alimañas del contrapoder se sienten a gusto en la red de redes.

Como era de esperarse EEUU ha puesto en práctica su mecanismo más brutal, ha obligado a borrar los DNS del dominio wikileaks.org, lo que hace imposible acceder a los archivos del site manejado por Assange. Sin embargo, los hackers son gente inteligente, sagaz y rápida, han alojado al archivo de wikileaks en otro dominio, y mi obligación es dar a conocer las nuevas direcciones del site, ahora se lo podrá localizar en:

http://www.wikileaks.ch/
http://213.251.145.96/
http://46.59.1.2
http://www.wikileaks.nl
http://www.wikileaks.de
http://www.wikileaks.fi
http://www.wikileaks.eu
http://www.wikileaks.pl
http://www.ljsf.org
http://nyud.net

Esta no es la venganza de los nerds, esta es la expresión más bella del poder fuera del poder, el anarquismo en su auténtica y más pura expresión.

La red es difusa, es gigante, siempre habrá forma de obtener los documentos que hasta ahora ha filtrado Wikileaks, siempre habrá servidores prestos a ubicar en sus discos, siempre habrá hackers prestos a distribuir vía torrent, freenet, siempre habrá alguien dispuesto a fastidiar la expresión más violenta del ser humano, esta es el poder.