martes, 25 de noviembre de 2008

algo ocupado

En estos días estoy algo ocupado, ya postearé el fin de semana.

viernes, 21 de noviembre de 2008

asnos estúpidos

Isaac Asimov


Naron, de la longeva raza rigeliana, era el cuarto de su estirpe que llevaba los anales galácticos. Tenía en su poder el gran libro que contenía la lista de las numerosas razas de todas las galaxias que habían adquirido el don de la inteligencia, y el libro, mucho menor, en el que figuraban las que habían llegado a la madurez y poseían méritos para formar parte de la Federación Galáctica. En el primer libro habían tachado algunos nombres anotados con anterioridad: los de las razas que, por el motivo que fuere, habían fracasado. La mala fortuna, las deficiencias bioquímicas o biofísicas, la falta de adaptación social se cobraban su tributo. Sin embargo, en el libro pequeño nunca se había tenido que tachar ninguno de los nombres anotados.

En aquel momento, Naron, enormemente corpulento e increíblemente anciano, levantó la vista al notar que se acercaba un mensajero.

-Naron -saludó el mensajero-. ¡Gran Señor!
-Bueno, bueno, ¿qué hay? Menos ceremonias.
-Otro grupo de organismos ha llegado a la madurez.
-Estupendo, estupendo. Hoy en día ascienden muy aprisa. Apenas pasa año sin que llegue un grupo nuevo. ¿Quiénes son?

El mensajero dio el número clave de la galaxia y las coordenadas del mundo en cuestión.

-Ah, sí -dijo Naron-, Lo conozco. -Y con buena letra cursiva anotó el dato en el primer libro, trasladando luego el nombre del planeta al segundo. Utilizaba, como de costumbre, el nombre bajo el cual era conocido el planeta por la fracción más numerosa de sus propios habitantes.

Escribió, pues: La Tierra.

-Estas criaturas nuevas -dijo luego- han establecido un récord. Ningún otro grupo ha pasado tan rápidamente de la inteligencia a la madurez. No será una equivocación, espero.
-De ningún modo, señor -respondió el mensajero.
-Han llegado al conocimiento de la energía termonuclear, ¿no es cierto?
-Sí, señor.
-Bien, ése es el requisito -Naron soltó una risita-. Sus naves sondearán pronto el espacio y se pondrán en contacto con la Federación.
-En realidad, señor -dijo el mensajero con renuencia-, los observadores nos comunican que todavía no han penetrado en el espacio.

Naron se quedó atónito.

-¿Ni poco ni mucho? ¿No tienen siquiera una estación espacial?
-Todavía no, señor.
-Pero si poseen la energía termonuclear, ¿dónde realizan las pruebas y las explosiones?
-En su propio planeta, señor.

Naron se irguió en sus seis metros de estatura y tronó:

-¿En su propio planeta?
-Si, señor.

Con gesto pausado, Naron sacó la pluma y tachó con una raya la última anotación en el libro pequeño. Era un hecho sin precedentes; pero es que Naron era muy sabio y capaz de ver lo inevitable, como nadie, en la galaxia.

-¡Asnos estúpidos! -murmuró.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

ay!!!, ahí está

Hace unos años nos divertíamos con Sergio Dino-Guida cuando éste publicó un folletito delicioso al que lo dio por llamar "Manifesto del Partido Salomónico Terminal", allí de una forma socarrona planteaba la necesidad de la venta de nuestros países a buen precio, ya que hasta ahora los hemos arrendado a muy mal precio. Sí, un escrito en joda al mero estilo anarquista que nos corre por las venas, parecíamos adolescentes enamorados con la publicación y posterior difusión del escrito, y hace unos días pude encontrar el ejemplar que me había reservado para mi disfrute, sin embargo, una noticia publicada hoy me hace postear mencionándolo.

Desde hace unos días he estado monotemático con respecto al capitalismo, tratando de entender desde mis limitaciones al monstruo, sin los aspavientos retóricos de los gritones del socialismo del siglo XXI, sino desde la desazón del convencimiento que el sistema llegó para quedarse.

Una de las cosas que me sorprende de este sistema es esa capacidad de inventiva para poder conservar el nivel de extracción que posee, no da tregua.

La burla de Sergio, y algunos de nosotros, parece que comienza a tomar forma en la realidad. Hoy día BBC ha publicado que Madagascar es el primer país que arrienda su territorio, en realidad son un millón de hectáreas cultivables por un período de 99 años apenas. Una empresa surcoreana (que no dice el nombre) es la arrendataria y piensa cultivar allí maíz y palma africana, para así poder abastecer las necesidades del país asiático.

Obviamente es una nueva forma de neocolonialismo, una vez más nos sorprende con su capacidad de inventiva y de encontrar formas eficientes de extracción. Sin embargo no deja de provocarme terror, en este instante tengo una sensación pánico por lo que puede venir, y en verdad no creo que pueda soportar el mundo tal como se está construyendo.

martes, 18 de noviembre de 2008

los amores del sistema

La cuadratura económica dice que el capitalismo compra la fuerza de trabajo, cosa que tiene su verdad a medias, en realidad compra el tiempo y, una vez que lo posee hace con él lo que a bien tiene, lo obliga a producir para si.

En el capitalismo tardío no solamente que compra nuestro tiempo, compra nuestra fidelidad y la moldea, establece el canon y a él nos debemos.

El capitalismo tiene una característica que los sistemas anteriores no, se cura, se modifica y aprende de sus errores, muta con una facilidad pasmosa.

sábado, 15 de noviembre de 2008

la audacia de la retórica

Slavoj Zizek

En enero, cuando los Estados Unidos recordaron la trágica muerte del Reverendo Martin Luther King Jr., un profesor de historia urbana de la Universidad de Buffalo llamado Henry Louis Taylor recordó amargamente: “Todo lo que sabemos es que este tipo tenía un sueño. No sabemos cuál era ese sueño.”

Taylor se refería al borrado de la memoria histórica tras la muerte de King después la marcha a Washington en 1963, luego de que fuera celebrado como “el líder moral de nuestra nación”.

En los años previos a su muerte, King cambió su enfoque a la pobreza y al militarismo, porque pensaba que tratar estas cuestiones –una hermandad no sólo racial- era crítico para hacer real la igualdad. Y pagó el precio por este cambio, convirtiéndose cada vez más en un paria.

El peligro para el Senador Barack Obama es que ya se está haciendo a sí mismo lo que la censura histórica posterior le hizo a King: está limpiando su programa de contenidos polémicos para poder asegurarse su eligibilidad.

En un famoso diálogo de la parodia religiosa de La Vida de Brian de los Monthy Python que tiene lugar en Palestina en los tiempos de Cristo, el líder de una organización resistente revolucionaria judía argumenta apasionadamente que los romanos sólo han traído miseria a los judíos. Cuando sus seguidores destacan que sin embargo también introdujeron la educación, construyeron caminos, sistemas de irrigación, etcétera, el líder concluye triunfante: “Está bien, pero aparte de condiciones de salubridad, educación, vino, orden público, irrigación, caminos, el sistema de agua fresca y la salud pública, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?”

¿No siguen las últimas proclamaciones de Obama la misma línea? “¡Estoy por una ruptura radical con la administración Bush!”. O: “SI, seguro, prometo apoyar incondicionalmente a Israel, mantener el boicot de Cuba, garantizar inmunidad a las corporaciones de telecomunicaciones que rompan la ley, ¡pero aun así estoy por una ruptura radical con la administración Bush!”

Cuando Obama habla sobre la “audacia de tener esperanza”, sobre “un cambio en el que podemos creer”, está usando una retórica de cambio que carece de contenidos específicos: ¿Esperanza para qué? ¿Cambiar qué?

Uno no debería culpar a Obama de su hipocresía. Dada la compleja situación de los Estados Unidos en el mundo de hoy, ¿hasta dónde puede llegar un nuevo presidente para imponer cambios reales sin dar pie a derrumbes económicos o a reacciones políticas violentas?

Pero sin embargo, este punto de vista tan pesimista se queda corto. Nuestra situación global no es sólo una realidad firme, también está definida por contornos ideológicos. En otras palabras, está definido por lo que se puede y lo que no se puede decir, o por lo que es visible e invisible.

Hace más de una década, cuando el periódico Ha’aretz en Israel preguntó al entonces líder laborista Ehud Barak qué habría hecho si hubiera nacido palestino, Barak respondió: “Me habría unido a una organización terrorista.”

Esta afirmación no tenía nada en absoluto que ver con justificar el terrorismo, y sí mucho con la apertura de un espacio para el diálogo real con los palestinos.

Lo mismo ocurrió cuando el Presidente soviético Mikhail Gorbachev lanzó las consignas de la glasnost (apertura) y la perestroika (reforma). No importó si Gorbachev “realmente quería” decir lo que dijo. Las propias palabras desataron una avalancha que cambió el mundo.

Hoy, incluso aquellos que se oponen a la tortura la legitiman cuando la aceptan como un tema que merezca la pena ser debatido públicamente; una inmensa regresión desde los Juicios de Nuremberg que siguieron a la Segunda Guerra Mundial y la subsiguiente Convención de Génova.

Las palabras nunca son “sólo palabras”. Importan, porque definen los contornos de lo que podemos hacer.

A este respecto, Obama ya ha demostrado una capacidad extraordinaria para cambiar los límites de lo que uno puede decir públicamente. Su mayor logro hasta la fecha es que a su manera refinada y no-provocativa ha introducido en el discurso público temas que en cierto momento eran innombrables: la continuidad de la importancia de la raza en la política, el papel positivo de los ateos en la vida pública, la necesidad de hablar con “enemigos” como Irán.

Y este es un gran logro, que cambia las coordenadas del campo de juego al completo. Incluso la administración Bush, habiendo criticado primero a Obama por esta propuesta, está hablando ahora directamente con Irán.

Si la política de los EEUU quiere romper sus coordenadas actuales, necesita nuevas palabras que cambien la forma en que pensamos y actuamos.

Incluso midiendo a través del deficiente nivel de la sabiduría popular, el viejo dicho de “¡No sólo hables, haz algo!” es una de las cosas más estúpidas que uno puede decir.

Ultimamente hemos estado haciendo demasiado, interviniendo en países extranjeros y destruyendo el medio ambiente.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

el infantilismo, Obama y la reconstrucción del imperio

Lenin criticaba de manera caústica al “voluntarismo” y al “infantilismo de izquierda”, consideraba que eran mucho más perniciosos que la propia reacción y, con el pasar de los años la historia le ha dado la razón.

Tiempos feos y difíciles para América Latina, el infantilismo de izquierda encarnado por un mico, un despistado y un bocón están dando el camino de los “nuevos” tiempos para la subregión, sin embargo, hay un nuevo elemento que ha entrado en la partida, este nuevo actor es el presidente electo gringo Barak Obama y las consecuencias que tendrá para la región.

No es necesario ser un genio para entender que Chávez es hijo de la experiencia Bush, que es su mejor y más fructífero engendro, que es el “antagonista” a la altura de las circunstancias, el oponente ideal para el peor presidente de la historia de los Estados Unidos de Norteamérica. Es tan obvio entender que los “oponentes” no son más que parte del juego ideal.

El reto que tendrá que afrontar Obama es la reconstrucción del imperio, un imperio al que se le comienzan a ver las costuras por obra y gracia de un pobre ser cuyo máximo sueño era ser dueño de un equipo de beisbol y, que terminó siendo un inquilino de la Casa Blanca para desgracia de 300 millones de norteamericanos y 5000 millones de habitantes del planeta.

Nunca antes el imperio ha estado tan débil, sin norte, en una confusión terrible. Como consecuencia de tanta mediocridad y corrupción ahora está enfrentando la más grande crisis económica de su historia, crisis que está arrastrando a algunos países del globo y el primero en caer fue la próspera Islandia. Nunca antes los sueños de la izquierda estuvieron más cerca, sin embargo nadie lo vio, nunca antes el imperio dio muestras de desmoronarse como ahora, sin embargo, Chávez grita y vocifera sin saber que su mejor aliado estaba sentado en la Casa Blanca, grita y vocifera porque no tiene idea de donde está parado.

Obama reconstruirá el imperio, el más grande imperio que la especie humana ha visto, el sueño de Nabucodonosor realizado, y Obama lo reconstruirá, él lo sabe y su pueblo lo espera, pero por estas tierras los “líderes” aún no se percatan que el imperio ha asegurado su supervivencia y que su aliado ideal pronto abandonará el poder.

lunes, 10 de noviembre de 2008

ciudadanía y poder

Soy un admirador de George Orwell y eso es algo evidente en mis conversaciones y las cosas que escribo.

El siglo XX se caraterizó por ser el de las revoluciones, el siglo en que algunos creyeron entender y aplicar los postulados de Carlos Marx, cosa que desde hace años he creído que no ha sido así, que los marxistas nunca tuvieron una cercanía mínima con Marx, les faltó tener una lectura marxiana de Marx.

Sin embargo, hemos oído hablar de socialismo y revolución, y en la adolescencia fui cabezonamente consecuente con el pensamiento unipolar que algunos mediocres de algún "polit buró", y defendí lo indefendible considerando que eran males menores frente al futuro digno de un mundo gobernado por campesinos y obreros.

La decepción se presentó antes de entrar a las aulas universitarias, aunque sin mucha conciencia, más bien era un grito desordenado de resistencia frente a lo que llegase a sonar "revolucionario", cosa absurda si la miro desde la distacia, pero cosas de joven impetuoso que se hace preguntas.

No tenía mucha conciencia de qué era lo que me disgustaba del comunismo, pero era algo que estaba allí todavía sin identificar.

Pasan los años, las hormonas hacen lo suyo y se superponen a las neuronas, terminé migrando por amor a tierras escandinavas, relación que fracasó estrepitosamente, pero que la experiencia por esa tierra me sirvió para entender lo que hasta ese entonces me era difuso.

Mi padre nos dio una formación prusiana, y aquello me sirvió para adaptarme fácilmente, aunque jamás me pude adaptar a la mujer que me llevó, pero la sociedad la podía entender con cierta facilidad. Me sorpedió la capacidad de ese pueblo para apropiarse de su entorno, del empoderamiento de su espacio físico y social, de la persistencia pública en el ámbito de lo político, era algo inusual para alguien proveniente de tierras equinocciales, aquello que tanto me agradaba no más que la expresión de la "ciudadanía"

Los regímenes totalitarios siempre han buscado eliminar aquello, porque la ciudadanía es la expresión máxima de la libertad. Tanto fue asñi que Hitler expresó en reiteradas ocasiones que "...los problemas del pueblo alemán serán resueltos en tanto dependan de una voluntad individual...", que no significaban más que la abolición de todo aquello que pudiera ser ciudadanía. Cosa parecida han hecho los comunistas, lo hicieron los soviéticos, los chinos, y por supuesto que los cubanos.

Siempre he hecho una relación con lo que sucede a nivel de la informática, el proyecto del software libre frente a los grandes conglomerados.

Para mí el único proyecto verdaeramente socialista es el de GNU/Linux, el empoderamiento de cada uno de los miembros de la comunidad, asumir como propio el proyecto de millones de colaboradores anónimos alrededor del globo, todo eso sin un dueño de la verdad, sino como una opción libertaria de todos frente a lo absoluto. Se podría decir que es un proyecto de ciudadanía informática, eficiente y real.

Por estas tierras se escucha gritar a diario sobre una supuesta revolución, y le han puesto el mote de ciudadana, obviamante dictaminada desde el buró de los poderosos del momento, dictando leyes a la medida y disposiciones de felicidad perpetua.

El problema es que su modelo es vertical, mientras que lo ciudadano es horizontal, por lo que no se aproximan en lo más mínimo.

Somos pueblos a los que nos han impuesto siempre algo, llegaron los Incas e incanizaron a sangre y fuego, lo mismo ocurrió después con los españoles, para más tarde ser engañados y reprimidos por los intereses más perversos y aquello lo llamaron independencia. Ahora reivindican como símbolos a aquellos que se enriquecieron con semejante cosa, me refiero a Bolívar y los demás.

Los orígenes republicanos de nuestros países son lo más aberrante, fueron y siguen siendo estados oligárquicos, aunque las oligarquías siempre mutan, cambian y se acomodan. Antes fueron los hacendados, dieron paso a los empresarios y, ahora tocó el turno del polt buró. Son exactamente los mismos intereses, las mismas prácticas, pero los discursos son distintos.

El poder, el sabor del poder, y para conseguir perpetuarse en él, habrá que remozarlo aparente, darle un tinte de cambio, de darle el color de no ser la misma colada, aunque los ingredientes sigan siendo los mismos.

domingo, 9 de noviembre de 2008

domingo, 2 de noviembre de 2008

Juan Rulfo, "el gallo de oro"

Pavo real que eres correo

y que vas pal Real del Oro,
si te preguntan qué hago
pavo real diles que lloro,
lagrimitas de mi sangre
por una mujer que adoro...

—¡Cierren las puertas! —pregonó el gritón al dar comienzo la pelea.